Las misteriosa y cabeza revelación de Andresito
Las angustias son una idea ilusoria. Como tratar de ver a través de una cortina de humo. Depresión. Es una excusa para no vivir la vida. Para tirarse al costado del camino a descansar sobre unos cactus. Para luego despertar de noche y aturdido por el sueño malo. "Cambien la idea" gritó estirando esa garganta roja, de cuello de venas saltonas, el personaje que aparecerá a continuación. "Dejen de mirar el pasado. El dolor es una idea". Las palabras le salían solas. Parecía un predicador o, como dicen, un orate. Las frases eran rígidas. Armadas con anterioridad. Como si hablara una entidad. Como si hablara su “Yo” natural. El que mantenía intacto desde el día en que había nacido. Se sentía nuevo. Limpio de ideas absurdas para lastimarnos el alma. Él era experto, en eso de lastimarnos el alma. Ya no lo quería hacer más. La vida lo había puesto, en muchas oportunidades, en ese nauseabundo estado. La tristeza, el sinsabor, angustia, depresión y todos sus malditos sinónimos con gusto a vinagre. Pero en el momento en que limpió esa idea. El momento en que asimiló la idea de luz que le decía, “Estás triste Andresito, sos un pascualín, un navete. ¿No te dás cuenta que ésta es una broma que te juega el korky de tu inconsciente?. Si vos sos todo vida!. ¿Qué haces, marmota?. Loco, flashéala. Vos sos como E.T., tenés todo el poder. Dale super pibe. Volá, pajarito. Despertáte y dale un arrebato a ese pensamiento destructivo.Y después comprate una birra que estoy más seco que lengua de loro. Dale, loco, rescatate”. Luego de la instructiva revelación Andresito le dijo a su cuerpo, mente y alma, que lo perdonen por haber perdido tanta energía pensando salamerías. Que lo perdonen por no querer seguir caminando la vida. Evolucionando para enteder que todo es armonía. Que todo esta hecho para que uno se sienta puro. Eterno. Cuerpo y alma se miraron confundidos y asintieron con una enorme sonrisa. Andresito se asomó a la ventana y abrió la cortina de par en par. Abrió y dejo pasar el viento. Escucho su silbido. Sintió que él era todo y miró la enorme ciudad. Recordó que su cámara estaba sobre el modular y que la batería estaba cargada. Vió como la luz pasaba a través de la ventana y como los rayos de esa enorme bola de calor se ramificaban. Se descomponía en rosa, verde y violeta. Estaba vivo de nuevo. Su cuerpo se regeneraba a increíbles velocidades. Las células muertas por estar inerte mentalmente, se le caían del cuerpo como escamas. Fue hasta el cuarto y su perro se paró de un salto al verlo nuevamente bien, sonriendo después de tanto tiempo. Con el seño relajado. Las aletas de su nariz se abrieron de par en par. Sintió un leve olor a humedad. Entró a su habitación y abrió la ventana. Vió la cámara, pero en lugar de agarrarla, recordó que tenía que limpiar su cabeza. Fue al baño y metió su cráneo bajo la ducha. Abrió la canilla y dejó correr el agua por todo su rostro. El agua se sentía comoda. Calentita y cristalina. Sintió como el agua se llevaba su pasado. Sus tristezas. Se frotó la coronilla. Sentia el pelo más pesado ahora que estaba mojado. Prestaba atención a todo. Su mente estaba tranquila. Nada podía salir mal. Eso del mal era una idea muy vieja ya. El baño también estaba lleno de luz. Tenía una ventana que dejaba entrar los enormes rayos solares calentándolo todo. Andrés era más Andrés que nunca. Estaba haciendo todo lo que quería hacer. El sol lo iluminaba. Era un nuevo día. El primero de todos los hermosos, fantásticos e infinitos días que le quedaban por vivir. El perro entro corriendo al baño. Corrió la cortina con su hocico y le dijo a Andrés que él también estaba contento. Hacía rato que Andrés no hablaba con su perro. Pero eso ya no iba a suceder más. Comunicarse con todos los seres. Hacerse parte de todo lo vivo. Lo próximo que haría sería poner un tema. Después seguir.
